¿Lo rural está de moda?
Lo rural está de moda. Oxímoron de manual. Pero quizá sea un poco cierto que recientemente una serie de iniciativas artísticas y culturales realizadas desde la España rural han puesto en el mapa desde una nueva perspectiva las bondades del mundo rural, así como sus viejos problemas.
La imagen del campo desde las diferentes corrientes culturales contemporáneas ha ido cambiando conforme los autores tomaron distancia con los pueblos de sus padres, de sus abuelos. El campo duro, hostil, seco de Delibes, de Cela, de Antonio López Torres, o hasta de Gutierrez-Solana, pasó a ser observado y anhelado con una nostalgia hacia lo no vivido, condicionado por una especie de ruralismo, si tomáramos el concepto de orientalismo de Edward Said: una visión del mundo rural como un todo homogéneo, inferior, en el que la vida es más simple, en el que las preocupaciones desaparecen, en el que lo feo torna a bello por el puro encanto del lugar, por ir acorde a la temática, como si el pueblo fuera un decorado. Se ha idealizado lo viejuno, lo campestre.
Fotograma de Volver, Pedro Almodóvar. Fotograma del videoclip de Demasiadas mujeres, C. Tangana.
Esta estética ruralista es la que predomina hasta hoy, y ha sido muy beneficiosa para el mundo rural, al sacarlo en las pantallas, representarlo en exposiciones… La estética particular de las películas de Almodóvar, heredada por la productora Little Spain y C. Tangana, los cuadros de vajillas Pyrex de Isabel Quintanilla, los cuadros de juventud de Amalia Avia en Santa Cruz de la Zarza, u hoy en día, los cuadros de Pepe Baena. Esta estética concreta del “lo había igual en casa de mi abuela” ha sido, de alguna manera, nuestro pop art. (La destilación actual de esto (para los usuarios de redes sociales), más de andar por casa, pero igualmente destacable lo suponen los videos (reels) de escenas rurales; una paloma comiendo migas en una plaza, un café con hielo en vaso de caña, un posavasos de Mahou, sillas monobloque, pintadas de “los quintos del 2011” en la pared de un frontón, acompañado con la banda sonora de Paquita Salas, la serie de los Javis, cantada por Rosalía. Cóctel viral.)
Amalia Avia, Isabel Quintanilla, Pepe Baena.
Pero escribo este artículo no para esbozar esto primero, que daría mucho más de sí, sino para destacar un nuevo proyecto artístico y una iniciativa cultural que precisamente dan la vuelta a esta dinámica ruralista y “desde la ciudad hacia el pueblo”, que nacen en el mundo rural.
En el plano puramente artístico, el gran descubrimiento de este verano, desde la publicación de su álbum, Revolá en mayo, es el grupo Sanguijuelas del Guadiana. Tres jóvenes de Casas de Don Pedro, Badajoz, publican su primer disco en el que mezclan todo y más, Estopa, los Chunguitos o las Grecas con electrónica a lo Daft Punk, ¿qué puede salir mal?
El disco es el retrato de un viaje de ida y vuelta a Madrid, “me he tenido que ir a la capital, como todo el mundo”, en el que los protagonistas se plantean desde un principio qué hacen allí, a qué han ido, y luchan contra la impotencia del no poder quedarse en el pueblo, y con el miedo que les produce el irse y, tras un tiempo, el volver, dejando atrás Madrid para dedicarse, de vuelta en el pueblo, a la música “Que no nos quedará ya más que perder el miedo / o probar suerte en otro lugar”, “Me voy, con todos mis miedos, para perderlos, si hay manera”, “quiere parecer que aprendimos desde chicos el valor”.
Hablan de la interacción con los hijos del pueblo que vuelven a veranear, con los que perdieron el contacto cuando, un invierno, sus abuelos se fueron; de la despoblación, “Pasan los años deprisa / y la prisa va secando las flores, / a veces el tiempo no avisa, / ya casi siempre somos menos en los bares”.
Letras preciosas, hablando de robar amapolas a la virgen para ofrecerlas de regalo, o cosas tan bonitas como:
“Y es que no siente dolor
Cuando sus ojillos lloran
Dando lágrimas de amor
Que hacen brotar a la tierra
Pa' que beba Badajoz”
Fragmento de Yesca
“Llevadme, llevadme
A mi Extremadura
Y allí dejadme en mi tierra
Esparcido por los aires
Para abonar la cosеcha
Y si hacéis esto conmigo
Yo no moriré jamás
En cada espiga que nazca
Volvеré a resucitar”
Fragmento de Llevadme a mi Extremadura
Revolá, el tema que titula el álbum, es un precioso y duro llanto de la frustración de los domingos, en los que los jóvenes tienen que marchar de vuelta a “las capitales”, de la falta de oportunidades en los pueblos, “muchas las flores que se mueren al no regarse”. La gran frase lapidaria del proyecto está en el estribillo de esta canción, y resume la experiencia de este nuevo enfoque: “Suerte la tuya de poder vivir donde naces”.
La portada del disco, al lado de su referencia, cartel de fertilizantes de 1929, icónico como el toro de Osborne o la silueta de Tío Pepe.
Sin que puedan considerarse canción protesta canónica, sí que suponen un lamento por un territorio y por una experiencia rural compartida y sin una voz joven propia hasta ahora.
El otro proyecto, más longevo, y tanto hermano como aspiracional para La Tenada, es la revista digital La Perdiz Roja. Fundada en 2020 bajo el lema “Make Castilla Cool Again”, surge como una iniciativa cultural frente a la despoblación de las tierras castellanas, para dar valor, difundir y así salvar de la desaparición tradiciones, modos de vida y pueblos de Castilla. Como dicen ellos, una “misión de rescate” pero también de re-identificación con el ser castellano, con el mundo rural castellano. Entre sus artículos, en su web o en Instagram, hay piezas de un grupo heterogéneo de colaboradores unidos en la comunidad de autores que desde la revista han forjado.
De García Lorca se decía que el elemento distintivo era precisamente ese canto telúrico, ese arraigo a la tierra antes que nada, esa narración de una realidad dura personalísima, distinta a la de los demás. Ojalá esta corriente artística y cultural desde los pueblos dé sus frutos, ojalá estas flores sí se rieguen, ojalá se pueda vivir donde se nace. Esperemos que a La Perdiz Roja, los Sanguijuelas del Guadiana, y a todos los que vengan detrás, les vaya bien, desde aquí, los recomiendo.
Escrito en Villar del Maestre, Alcarria Conquense, 2025.
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